Saturday, January 06, 2018

HADAL SHERPA: una ingeniosa propuesta space-rockera desde Finlandia


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy toca el turno de presentar al grupo finlandés HADAL SHERPA, el cual cultiva un híbrido de space-rock progresivo y jazz-rock de claros tintes fusionescos. La conformación de HADAL SHERPA, residente en la localidad sur-finlandesa de Vantaa, consiste en el quinteto de Vesa Pasanen [guitarra, bouzouki, teclados y percusión], Sauli Marila [bajo y cello], Matti Elsinen [teclados], Ilja Juutilainen [batería y percusión] y Ville Kainulainen [guitarra].  Lo que se nos brinda a lo largo del repertorio de “Hadal Sherpa”, el disdo de debut publicado a mediados de junio del pasado año 2017, es un exquisito y muy bien centrado repertorio de desarrollos melódicos, esquemas rítmicos y atmósferas que se acomodan a la perfección a lo que ya indicamos a grandes rasgos en la primera frase de la presente reseña, space-rock con fuertes ribetes fusionescos: para ello, el quinteto finlandés trabaja con pulso firme un bien definido equilibrio entre las vigorosas acentuaciones y dinamismos que exige la línea de trabajo escogida y el refinamiento sesudo en las interacciones instrumentales. A veces el asunto se pone un poco más filudo de lo habitual, otras veces se torna más relajado, pero siempre se destila una impoluta fluidez en las estructuras diseñadas para cada pieza del álbum. Además, el grupo cuenta ocasionalmente con los aportes de Pi Kiviharju a la flauta, Arttu Muhonen a las percusiones y Olli Rautiainen a la trompeta, con lo cual se asegura la creación y la organización de una plenitud muy especial en las armazones sonoras donde se aventura el colectivo finlandés en el que nos estamos fijando ahora. Bueno, veamos los detalles del susodicho álbum de una buena vez.



Las dos primeras partes de ‘Nautilus’ dan inicio al repertorio, ocupando en conjunto un espacio de casi 16 minutos. La primera parte se caracteriza por plasmar un vitalismo sereno y señorial sobre un groove fusionesco en 6/8, sólidamente instalado por una dupla rítmica que sabe cómo aportar un impulso de ágil sofisticación para el conjunto. Hablando de otra dupla, la de las guitarras, ésta determina en qué momentos el bloque global se orienta hacia un dinamismo sobrio y en qué otros, dicho dinamismo se torna genuinamente aguerrido. En las instancias finales, el grupo se deja llevar por una colorida languidez antes de que el swing adquiera una ligereza decisiva. Así las  cosas, la segunda parte de ‘Nautilus’ se enmarca dentro de una espiritualidad resuelta motivada y alimentada por vibraciones intensas, extrañamente coloridas dentro del contexto space-rockero en el que se maneja el grupo para elaborar los sucesivos jams del tema, pero el hecho es que todo funciona muy bien. Creando puentes entre HIDRIA SPACEFOLK y la época pre-1990 de los OZRIC TENTACLES más la adición de algunas sazones de QUANTUM FANTAY, el grupo gesta un brío expresivo muy efectivo y muy propio. ‘Chafa Azeno’ sigue a continuación para aprovechar su espacio de 9 minutos y pico con un explayamiento en aires gitanos y mediterráneos. La complejidad de la ingeniería rítmica y el preciosista jolgorio exhibido en el motif central conforman las piedras angulares de la robusta grandilocuencia de la pieza en cuestión, una grandilocuencia que adquirirá un vigor rotundo durante el clímax concluyente. El cuarto tema del álbum se titula ‘Ikaros’ y está a cargo de devolvernos el colorido brío rockero que ya habíamos disfrutado en ‘Nautilus Part 2’ para darle un nuevo kilometraje y un empuje notablemente acrecentado. Por su parte, las amalgamas de las dos guitarras y las capas de los teclados brindan al bloque general un lirismo llamativo, el mismo que adquiere un matiz flotante, casi en clave post-rockera, durante el etéreo epílogo. 

Durando casi 11 ¼ minutos, ‘Heracleion’ se erige como el ítem más extenso del disco. Sobre un consistente compás en 7/8, el grupo desarrolla recursos de movilidad temática, a veces dirigida por el sintetizador, otras veces, por la guitarra. El gancho está bien trabajado y los más de 11 minutos que dura el tema pasan como si nada. El carácter calmo y sutil de la coda nos despierta de la danza espiritual a que nos ha llevado esta pieza. Una vez terminado este tema, estamos convencidos de que se trata de un punto culminante del repertorio de 
“Hadal Sherpa”. ‘Marracech’ vuelve a la calidez fusionesca revestida de vibraciones aguerridas y robustas que había hecho nuestras delicias en ‘Chafa Azeno’. Lo que tenemos ahora en el caso particular de ‘Marracech’. La penúltima pieza del repertorio se titula ‘Abyss’ y comienza con un tenor relajado y flotante, apoyado sobre un compás lento que parece meterse en una especie de cruza entre los PINK FLOYD de la fase 71-75 y el stoner. En un segundo momento, las cosas vuelven a ponerse en una modalidad frenética en cuanto al colorido musical y el swing armado por la dupla rítmica. El elemento Floydiano sigue presente pero esta vez hay un fragor que atraviesa y llena la atmósfera general de la instrumentación con una garra y una musculatura soberbias. De hecho, es como si el personal de HADAL SHERPA hubiese querido engañarnos fingiendo en un inicio que quería pasar por un momento de reposo cuando en realidad lo que estaba haciendo era activar todos los motores de su maquinaria sonora para ofrecernos la versión más incendiaria de su visión space-rockera. Otro cénit decisivo del álbum. En fin, las cosas llegan al punto final con ‘Black Elk’, tema que cumple inicialmente con la función de sintetizar el talante exótico de la fusión de inspiración mediterránea y los aspectos más musculares del esquema de trabajo grupal. Luego, para su celebratorio epílogo, el grupo trabaja con coloridos aires de danza eslava para darle una aureola más intensa a la siempre reinante alegría de la pieza. Un cierre a lo grande, en verdad.



HADAL SHERPA se han lucido a lo grande con este disco de debut homónimo, el cual dura más  de 68 minutos, ninguno de ellos desperdiciado. Situando su propuesta musical dentro de unas coordenadas que son fácilmente reconocibles por el coleccionista promedio de las diversas modalidades de música progresiva que se han venido gestando durante muchos decenios, el grupo ha sabido darle su toque personal y crear su propia modalidad de exquisitez dentro del paradigma del space-rock. Ojalá tengan más trabajos en la carpeta del misterioso futuro pues este primer disco nos ha causado una muy buena impresión inicial.


Muestras de “Hadal Sherpa”:
   

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