Monday, February 01, 2016

Un acercamiento al mundo musical de DWIKI DHARMAWAN


HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy nos centramos en el músico indonesio DWIKI DHARMAWAN, un teclista de larga trayectoria y sólida veteranía dentro de la escena jazz-rockera de su país: el pretexto idóneo para ello es la publicación de su álbum “So Far, So Close” por el sello MoonJune Records, la misma que tuvo lugar en setiembre del año pasado 2015. El material de este disco fue grabado en enero del mismo año en la ciudad de Los Ángeles, un ambiente muy apropiado para crear una música jazz-fusión-progresiva que se sienta fresca. El arsenal de DHARMAWAN consta de pianos acústico y eléctrico, sintetizadores Mini-Moog y Korg, órgano Hammond y clavinet, además de realizar algunas intervenciones vocales. Sus compañeros permanentes de viaje son todo un lujo: el bajista Jimmy Haslip y el baterista Chad Wackerman. No solo eso, también cuenta con las colaboraciones ocasionales de otro gran renombrado del jazz contemporáneo como el violinista Jerry Goodman, además de sus ilustres compatriotas Dewa Budjana y Tohpati alternándose en el rol de guitarrista, y también I Nyoman Windha a los vientos y las percusiones étnicas. DHARMAWAN lleva sobre sus espaldas una trayectoria musical que abarca más de tres decenios, tanto en grupos como en su faceta solista, y ahora tenemos una oportunidad de oro para descubrirle. Veamos ahora los detalles mismos del repertorio de este disco.


El álbum empieza mostrando todas las coloraciones disponibles en la paleta sonora con ‘Arafura’, una pieza sumamente atractiva que dura 7 minutos y segundos. El groove de esta pieza es contagioso en sus intrínsecas vibraciones optimistas: la triangulación de piano eléctrico, bajo y batería es inmensamente pulcra. Sin duda alguna, el violín (claro está, a cargo de Goodman) se erige como un ítem relevante para la instrumentación global al acompañar sólidamente a los desarrollos temáticos elaborados por el sintetizador y la guitarra: el solo de violín destila un vigor efectivo, un oportuno contraste al lirismo elaborado por el de sintetizador al cual precedió (muy a lo JAN HAMMER). ‘Bromo’ gira hacia un terreno introspectivo en base a un motif sereno y un esquema rítmico lento: se notan las influencias del WEATHER REPORT de fines de los 70s y del CHICK COREA de los 80s y 90s en la estrategia de trabajo abordada por DHARMAWAN y sus compañeros de aventuras. Menciones especiales deben ir para la gracilidad impresionista creada por los solos de sintetizador y el aura de etérea sobriedad plasmada en los fraseos de la guitarra (Budjana borra la frontera entre música y orfebrería como si nada). Tras este despliegue de dulce belleza llega la pieza homónima: durando poco menos de 4 ½ minutos, ‘So Far, So Close’ sirve para mostrarnos una agradable focalización temática sobre un ágil groove fusionesco que nos recuerda un poco al modelo del HERBIE HANCOCK de los 80s así como, otra vez, al COREA de la misma década. Para cuando llega el turno de ‘Whale Dance’, volvemos al momento del lirismo cálido y sereno: el esquema jazz-progresivo del trabajo plasmado en esta pieza convierte a ésta en un hermoso ejemplo de arquitectura melódica en la cual los individuos participantes articulan sus interacciones con impecable pulso, haciendo que el desarrollo melódico sea el ítem protagónico absoluto. Los sucesivos solos de guitarra acústica y bajo son prodigiosamente efectuados, y sobre todo, complementan muy bien las pautas marcadas por el sintetizador desde el primer pasaje. Bajo el enigmático título de ‘The Dark Of The Light’, el ensamble se dedica precisamente a recoger la claridad melódica de la pieza precedente e insuflarle una dosis de vigor semejante a la que ya apreciamos en la pieza de apertura, aunque se nota que el frenesí expresivo es menor. En todo caso, Tohpati se erige como interlocutor perfecto para el líder del ensamble, y más que nada, el oyente empático se contagia de la espiritualidad extrovertida que signa la esencia de este tema.


Durando poco más de 9 ¼ minutos, ‘Jembrana’s Fantasy’ se erige como la pieza más extensa del álbum. De hecho, también se trata del ítem más experimental del repertorio pues el factor free-jazzero se impone desde el momento en que el grupo inicia el tanteo de la armazón del groove general: las formas libres y los espontáneos recursos de expansión y constricción se van sucediendo con convicción hasta cuando nos acercamos a la frontera del tercer minuto, que es cuando el cuerpo central se instala bajo la guía principal de los efluvios atonales del piano. La coda sirve para volver al indefinido punto de origen, cerrando así un círculo musical caracterizado por una actitud de continua búsqueda de coordinaciones nunca estables, siempre dispuestas a ser replanteadas sobre el camino. Si la precedente secuencia de ‘Whale Dance’ y ‘The Dark Of The Light’ supuso un cénit de ingeniería jazz-progresiva, ‘Jembrana’s Fantasy’ enfiló nuestro oídos hacia una cima de continua sensación de sorpresa ante un jardín sonoro donde nunca se sabe por dónde brotará una nueva flor. La dupla de ‘NYC 2050’ y ‘The Return Of The Lamafa’ ocupa los últimos 10 ½ minutos del repertorio: en el caso del primero de estos temas tenemos un regreso en pleno al dinamismo más extrovertido de DHARMAWAN y sus amigos (Budjana es el guitarrista de turno en ambos), mientras que el segundo refleja una extroversión más comedida, además de una labor un poco más robusta en los sonido y trucos de la guitarra y del sintetizador. Se confirma por enésima vez cuán magistral es la combinación de Haslip y Wackerman en cualquier ensamble jazz-rockero, y esto significa algo especialmente valioso cuando se trata de explotar cabalmente los potenciales de colorido y expresividad de las composiciones de DHARMAWAN. En fin, todo esto fue “So Far, So Close”, un disco muy bello que nos abre la puerta del acercamiento a una mente musical tan inspirada como la de DWIKI DHARMAWAN.    


Muestras de “So Far, So Close”.-

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