Friday, March 10, 2017

DARRYL WAY: leyendas, relatos y algo más

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HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

DARRYL WAY, el histórico violinista-teclista de CURVED AIR (ese grupo cuya estupenda frontwoman era Sonja Kristina y que también incluía a un genio como Francis Monkman en las filas de su alineación clásica) siempre es recordado como uno de los personajes más virtuoso y exquisitos de la tradición progresiva británica; pues bien, él nos trajo a fines de marzo del pasado año 2016 un disco conceptual titulado “Myths, Legends And Tales”, por vía de su propio sello fonográfico Right Honourable Records. El buen DARRYL WAY ya tiene sobre sus espaldas un interesante currículum solista como líder del proyecto DARRYL WAY’S WOLF (tras su primera temporada en CURVED AIR) y trabajos estrictamente solistas (siendo el primero “Concerto For Electric Violin”, de 1978). Con el nuevo milenio, WAY ha sabido mantenerse en actividad: en este último decenio ya tenía en su haber los discos “Ultra Violins” y “Children Of The Cosmos” antes de llegar a “Myths, Legends And Tales” Haciéndose cargo él mismo de toda la instrumentación plasmada en el repertorio del álbum que ahora tenemos en nuestras manos – violines, teclados, programaciones de ritmos y orquestaciones, y canto –, WAY luce su maestría y creatividad a la hora de focalizar un atractvio eclecticismo de rock sinfónico, jazz-pop, rock melódico de sensibilidad popera y ocasionales atmósferas emparentadas con el folk-rock y la onda new age: todo ello a lo largo de los 53 minutos y pico que dura este nuevo repertorio.

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Con la dupla de ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ y ‘Orpheus And The Underworld’, que ocupa un total de casi 10 minutos, el álbum comienza con muy bien. El tercer tema se titula ‘Whatever happened’ y su función es la de. Cuando llega el turno de ‘Dove Of Peace’. Con la dupla de ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ y ‘Apollo (Racing Against The Sun)’, que ocupa un espacio de casi 11 ¼ minutos, el álbum comienza con un muy buen despliegue de sonoridades llamativas. Para el caso de ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ tenemos un ejemplo perfecto de marchosa vitalidad dentro de un esquema de trabajo propiamente sinfónico. La alternancia entre grooves frenéticos y reposados está manejada con una fluidez tremenda mientras la amalgama de violín y orquestaciones de teclados se explaya en una fastuosidad convincente. Por su parte, ‘Apollo (Racing Against The Sun)’ completa la faena inicial con una atmósfera exquisita que solventemente cobija a un desarrollo melódico sutil y gentil, muy inspirado en el folk mediterráneo. Con la inclusión de una efectiva intensificación en el esquema rítmico y el ambiente durante la sección intermedia, la pieza asume un enriquecimiento vital para su núcleo melódico. El aura de señorial sofisticación que se va desplegando a lo largo del camino ayuda a esta pieza a instaurar el primer cénit del repertorio. Una pieza que muy bien puede pasar como un híbrido entre el GENESIS de la segunda mitad de los 70s y la mejor época de THE ENID. El tercer tema se titula ‘Whatever Happened’ y su función es la de poner algo de entrañable ligereza pop-rockera a nuestra experiencia melómana, eso sí, añadiendo ornamentos sinfónicos en la sección intermedia. Cuando llega el turno de ‘Dove Of Peace’, WAY se propone mantener por un rato más el espíritu optimista en curso pero esta vez usando cadencias blueseras con inclinaciones de country-rock. Si podemos imaginar a qué sonaría una canción perdida de THE GRATEFUL DEAD transformada radicalmente en una renovadora cirugía musical bajo las pautas conjunta de THE ALAN PARSONS PROJECT y los CAMEL de fines de los 70s, pues en esta agradable canción tenemos el foco mental adecuado.

‘Strange Goings On’ es una canción muy bella que nos devuelve a la faceta más serena del cosmos musical de WAY: centrándose en un estilizado híbrido de sinfonismo de vieja escuela y cálidos grooves jazzeros, esta semi-balada hace resonar desde el mismísimo punto de partida la magia evocativa que se desprende de su estructura melódica y de los refinados arreglos orquestales que completan la periferia de las bases de piano. Tal como sucedió en otros temas precedentes, la sección intermedia nos premia con una variante de atmósfera y motif diseñada para realzar la prestancia inherente a la canción. También tenemos aquí uno de los solos de violín más intensos del álbum. Otro punto climático del álbum, no nos cabe duda al respecto. ‘Aphrodite’ tiene la complicada misión de suceder a tan tremenda canción y la realiza dándole un nuevo giro de tuerca la dimensión contemplativa de WAY. Esta vez tenemos aquí un ejercicio de jazz-pop lírico alimentado por una suavidad tenue que coquetea con el new age: una composición así no hubiese estado fuera de lugar en alguno de los tres primeros discos de SKY, pero claro, el solo de violín se apodera rápidamente de la situación para hacer gala de la real personalidad que ha creado esta pieza. Un tema muy bello y muy evocativo que también merece elogios especiales. El séptimo ítem del disco se titula ‘The Ice Man’ y su rol es el de seguir ahondando en este momentum introspectivo que aún no quiere finalizar: en efecto, tenemos aquí una balada elegante, dueña de vibraciones conmovedoras que son fáciles de advertir aunque nunca se desbordan a lo patético ni nada por el estilo. Podemos decir que tiene una esencia reflexiva más que propiamente triste. Nos vamos acercando al final del disco con la dupla de ‘Crusader’ y ‘Helter Skelter’: ‘Crusader’ persiste en el esquema de balada sobre un compás de 3/4 con raigambre renacentista y añadidos matices fusionescos, mientras que ‘Helter Skelter’ (no, no se trata de una versión de ese clásico bombazo rockero de THE BEATLES del año 1968) se centra en retomar la ambientación predominante de ‘Dove Of Peace’ mientras le añade factores jazz-rockeros dentro de un marco estilizadamente sinfónico al modo de la primera pieza del disco. Tenemos ocasión para un fabuloso solo de violín a lo JEAN-LUC PONTY.   

Cierra el álbum ‘Prometheus Chained’, canción cuya letra es extraída del celebérrimo drama lírico de PERCY BYSSHE SHELLEY Prometheus Unbound (traducido habitualmente como Prometeo Liberado): dicho sea de paso, también es la canción más extensa del repertorio con sus poco menos de 9 minutos de duración. Como es de esperar, la ocasión resulta más que idónea para que WAY utilice todos los instrumentos y programaciones a su disposición para desplegar una ampulosa ingeniería melódica basada en los legados del barroco y el romanticismo, sin faltar algún elemento gótico ocasional que sirve fundamentalmente para instaurar algún recurso de tensión. Pero ante todo, tenemos aquí una muestra climática de ostentosa luminosidad progresiva dentro de los cánones habituales de la vertiente sinfónica. La voz de WAY solo emerge en las instancias finales para recitar, sobre un transfondo de ceremoniosa plétora, las magníficas palabras que SHELLEY pone en boca de Demogorgon en el final de su obra: “To love, and bear; to hope till Hope creates / From its own wreck the thing it contemplates; / Neither to change, nor falter, nor repent; / This, like thy glory, Titan, is to be / Good, great and joyous, beautiful and free; / This is alone Life, Joy, Empire, and Victory.” El permanente talante celebratorio de la pieza llega aquí a justificar su jovial espiritualidad con total plenitud. Una bellísima manera de cerrar el disco. Todo esto fue “Myths, Legends And Tales”, un disco que nos revela a un DARRYL WAY aún capaz de aportar muy constructivos granos de arena a la inmensa tierra del rock progresivo en el nuevo milenio, ahora que estamos en la segunda mitad de su segundo decenio. Con discos así, queda claro que el rock progresivo es mucho más que una leyenda.


Muestra de “Myths, Legends And Tales”.-
The Ice Man: https://www.youtube.com/watch?v=skTyanhy2pk 

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